Hija de mi madre....

Este rollo de la maternidad va mas allá de realizar mi propia necesidad, sueño y deseo de ser mamá, creo que también tiene algo que ver con ayudar a otras mujeres a embarazarse, a estar embarazadas, a parir, lactar, criar y demás. Por lo mismo, me encanta esto de ser primeriza en todo, me llena entrar a este mundo en “virginidad” absoluta en el tema, como todas, para entenderlo desde las entrañas.
Yo me crié rodeada de mujeres. Tengo muchas tías, muchas primas, muchas abuelas, muchas amigas, y en mi casa somos, si no muchas, puras mujeres. Los corpiños, las estrías, las panzas de embarazada, los pelos enterrados, las hormonas, las cremas anti celulitis, los Kotex, los saca leches, los brassiers con relleno, las pinzas de depilar, los diarios, los libros de recetas de la bisabuela… Así fue mi vida, entre todo esto me crié. La feminidad me fluye, me sale, es todo lo que soy… Con todo lo ruda y masculina que a veces puedo mostrarme… Soy pura hembra.
Siempre he sido medio rara, tanto que no me da vergüenza decir que yo enseñé a ponerse Tampax a no se cuantas amigas mías, a mis hermanas, sus amigas, mis primas, sus amigas... yo se los colocaba, tenía una técnica infalible a prueba de todo. Ya después aprendían ellas. Así soy inevitablemente. El cuerpo femenino me parece fascinante, desde las formas hasta todo lo que hace; hablo de hembras humanas y hembras de cualquier otra especie. El poder creativo de lo femenino es algo que no puede ser más que celebrado, y la neta, también adorado…. Por eso mi blog se llama “Idéntica a la Tierra”, porque yo, como todo lo femenino en la tierra, soy una replica exacta y perfecta de la tierra… Somos como el océano que se clona en cada gota o en cada cascada….
Cuando era niña fácilmente entraba en el termino marimacha. Era bastante salvaje, no era  tan cursi, me subía a los arboles y jugaba rudo, y lo mas cursi que hacia era coleccionar todo lo que “brillara”, tenía una cajita llena de cosas que brillaban, piedritas, espejos, botones y todo lo que me pareciera mágico. Mas sin duda mi juego favorito era cualquiera que implicara estar con los niños. Ahora que lo pienso, realmente era demasiado cachondita, adoraba ser la niña, adoraba estar entre niños, sentir el contacto físico con los del sexo opuesto. No era marimacha, era nada más mi pretexto para coquetear.
La pubertad me llego pronto. Aunque para mucha gente la pubertad les resulta horrida,  para mi fue increíble de principio a fin. A los 9 años un día mientras me lavaba las manos en la escuela, sentí como una piedrita se me enterraba en el pecho mientras me recargaba contra el borde del lavabo para alcanzar el agua.  Traía una camisa morada espantosa que tenia unas bolsitas de cada lado. Busque en las profundidades de la bolsa correspondiente al lado del pecho en que se me enterró la piedra, y no encontré nada. Llegue a mi casa a informarles a mis papas que tenía una piedra en la chichi, a lo mejor un posible inicio de cáncer de mama (siempre he sido hipocondriaca, mis 2 libros secretos favoritos eran la “Enciclopedia Medica Ilustrada” de Larousse y “Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y no se atrevió a preguntar” de  Woody Allen.) Mi mamá determino que era un piquete de mosco, mi papá solo dijo todo sacado de onda que “el no sabía cuando y como empezaban a crecer”. Mi mamá casi se desmaya. Yo a partir de ese día deje de bañarme con mis hermanas.
Esa época para mi fue perfecta, todos los cambio de mi cuerpo eran una fiesta, las diferentes sensaciones que sentía eran una aventura completa, desde como cambiaba mi cadera, hasta como percibía diferente el olor de los niños en el salón. Fue divino.
De aquella, mis papas seguían casados y eran muy religiosos. Todos los domingos, sin falta íbamos a misa. Tenía mi pequeño ritual de oración, después de la comunión, rezaba un Padre Nuestro por toda la humanidad, y el Ave Maria me lo dedicaba a mi misma y le rogaba a la Virgencita Santa que por favor ya me bajara… era lo que mas quería en la vida… Ser mujer, experimentar en mi propia carne mi destino. Rezaba con todas mis fuerzas para que eso pasara. Me sentía medio mal por pedir algo tan “cochino” despuesito de comulgar en plenitita gracia de Dios, pero tenía la certeza de que la Virgen me entendía, ni siquiera tenía que perdonarme. Ella fue niña como yo, entonces sabía que pedo. En mi menta era inconcebible que alguien no quisiera que le bajara, cuando me parecía la cosa más fascinante de la tierra. Cada que le bajaba a alguna de mis amigas yo me ponía feliz. Les escribía cartas dándoles la bienvenida a su ser mujer. Todas odiaban mis cartitas, y mis festejos. En realidad, a ninguna le parecía nada divertido desangrarse cada mes. Yo seguía rezando porque la virgencita me escuchara, mientras usaba los brassiers de mi mamá a escondidas, y hacía simulacros del gran día.
El día que por fin me bajo fue rarísimo. Me acuerdo que traía un overall de mezclilla tipo Tom Sawyer. Íbamos de camino a México. Yo en la carretera no hablaba, creo que fue la primera vez en la vida que sentí melancolía. Por primera vez realmente observé el paisaje verde hermoso que cada fin de semana sigo disfrutando. Cuando llegamos a nuestro destino fue cuando descubrí la tan esperada mancha. Claramente mi reacción no fue nada parecida a las reacciones previamente ensayadas en mis simulacros, fue en realidad todo lo contrario a lo planeado. Se me bajo la presión, me puse pálida, y se me seco la boca, y desde luego no estaba mi novio esperándome en un prado lleno de rosas rojas listo para felicitarme mientras yo corría con mi overall de Tom Sawyer y mi pelo suelto y sedoso como Becky Tatcher radiante de felicidad. Después de horas volvimos a cuerna y les hable por supuesto a mis primas, y a mí mejor amiga. No me atrevía a decirle a mi mamá. Obviamente terminé diciéndole, mas por practicidad que por convicción. A fin de cuentas, como iba a ocultar tremendo cascadón sanguíneo si mi mamá no me daba un pinche Kotex. Ese primer Kotex lo guardé como tesoro como 3 o 4 años, hasta q mi mamá haciendo limpieza profunda de la casa lo encontró y me dijo que era una marrana. La verdad es que si era una cochinada, pero para mi era un tesoro… No puedo explicar lo que significaba para mí la menstruación. Mancharme la falda y que los niños se enteraran que ya me había bajado se convirtió en mi nueva fijación, aunque he de destacar que JAMAS  logré que se dieran cuenta, a pesar de que las faldas del uniforme vivían manchadas, a veces sin mi consentimiento.
Ser la hermana grande y la más aventurera de todas mis primas siempre me dio cierta ventaja, siempre le dio a mi palabra cierta validez y grandeza. Yo fui la primera siempre en experimentar todo lo referente a la sexualidad. Gracias al cielo mi camino en esos andares fue siempre puro, siempre lindo, divertido y amoroso. Esto me permitía entender mis vivencias desde el amor, desde la entrega, la exploración y la vida. Al entender mi cuerpo, y mis sensaciones desde ese lugar limpio, podía entonces transmitir el mensaje sin miedos, sin tabúes. Siempre he hablado de sexo, y de mi sexo en particular sin decoro alguno, sin miedo, sin pena, y así lo he vivido… No digo que todo ha sido rosa ni perfecto… pero todo lo he comprendido desde el instinto, desde la naturaleza… y tal como yo lo entiendo, con esa perfección lo he transmitido. No existe mancha en la sensualidad femenina, yo no la puedo encontrar.
Cuando tenía como 17 años yo simulaba partos en los recreos, no entiendo muy bien que tenía de simpático eso…pero yo me la pasaba espectacular pariendo en el patio de la prepa. Siempre he dicho que yo estaba mas lista para ser mamá a los 17 que ahora a mis casi 30. Cuando mi papá y su esposa se embarazaron de mi hermano, todo este desenfreno por parir en el patio de pronto tomo sentido, de pronto lo entendí. Para mí fue un viaje alucinante el embarazo de mi madrastra, y la llegada de mi hermanito. El iba a nacer en la casa, y con toda la familia (ósea sus papas y sus 4 hermanas) reunida. Para prepararnos a todas las hermanas nos ponían videos de partos todos los fines de semanas, platicábamos con las parteras y una cantidad de cosas que seguramente las otras 3 hermanas, por  su edad ni entendían ni les interesaba entender. Yo estaba fascinada. Ser parte de todo el trabajo de parto para mí fue una de las experiencias más conmovedoras e importantes de mi vida. Contar las contracciones, enterarme de que si el tapón había salido o no, la temperatura del cuarto, todo el equipo de las parteras, la respiración… Todo fue para mí como una ventanita que me mostró parte de mi camino. No pude presenciar el parto porque me quede a cargo de todas las hermanas en espera de poder ir a conocer al bebé. Y entonces despegue a un nuevo viaje. Verlo crecer en sus primeros meses, entender un poco de la lactancia…. Todo me hipnotizaba, tanto que termine trabajando en una guardería con bebes porque no podía mas de la gran necesidad que tenía de rodearme de bebitos. Y no solo de rodearme de ellos, tenía un hambre increíble de entenderlos.
Nunca logre calmar realmente ese gran ímpetu mío por la maternidad y la crianza, el sexo y la feminidad. En realidad nunca lo he intentado, ni lo quiero hacer. Hoy entiendo que todo mi camino poco a poco ira tomando forma hasta que encuentre la forma de hacer de esto, mi vida. Como partera, como instructora de psicoprofilaxis, como lo que se me vaya permitiendo hacer. Adoro la idea de recibir a mis bebitos míos de mí, y ser su mamá y todas esas cosas hermosas… Sin embargo he de admitir que no esta muy por debajo en mis jerarquía de amores la idea de siempre rodearme de panzas, de adolescentes menstruando, de mamas lactando, de mujeres menopáusicas…. Madre Santa! Creo que debí haber sido ginecóloga!!!  Pero eso es demasiado técnico, mi llamado es más allá que eso, va mas profundo…. Mi llamado es justamente, y como ya dije, calcar a la tierra en mi misma, y ayudar a otras a calcarla en si mismas. Mi llamado es transformar a la feminidad en una identificación con la tierra misma, con toda la fuerza de la madre de todo, mi llamado no es para pelear, es para reconciliar a las mujeres con su instinto. Para que las próximas generaciones de mujeres ya no peleen y se asuman como criaturas geniales dadoras de vida, fuentes de alimento y nutrición eterna.
Cobijaré a mis crías con el mismo amor que cobijaré a las crías de otros, cobijare mi vientre con la misma entrega que cobijare el vientre de otras…. Cobijaré a otras madres con la misma fuerza que a mí todos los días me cobija mi madre, la tierra... asi se siente este zumbido en mi alma.


Comentarios

  1. Campanita que chingon, amo tu verdad y sinceridad... amo que seas tan mujer y tan inteligente... te quiero y gracias por compartilor!

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