Entradas

A MÍ HERMANO, el que no se quedó.

Yo siempre te he extrañado.... Siempre he encontrado en mis ojos, los tuyos y en mi fuerza, la tuya. Sé que no te quedaste porque "no tocaba", porque quizás ni mamá, ni papá y tal vez tampoco tu estaban listos, pero a mí me hubiera gustado tenerte. Me hubiera gustado no ser la mayor, y encontrarte cuidándome en el patio de la escuela....  Yo te extraño y te anhelo siempre, más de lo explicable con palabras. Siempre te he traído a la vida en mi masculinidad y mi rudeza, te he reemplazado conmigo misma... Yo sí quería tener un hermano grande...  Y en toda esa falta que me haces, también sé que siempre has estado, tu presencia constante y tu almita juguetona desde antes de nacida me ha acompañado, a veces me ha sostenido, a veces (muy pocas) me ha regañado. Gracias hermano grande, por no dejarme. Tú me llevaste de la mano, me mostraste el camino para encarnarme en mi cuerpo, me lanzaste a la vida y me acompañaste hasta nacer y encontrarme con nuestros papás... Cu

Su primera batalla

Los miro tan frágiles, tan de papel, tan suavecitos y lúcidos.... tan felices. Tan felices con las vidas perfectas y coloridas que les hemos construido con nuestras manos, nuestros sueños y nuestras ilusiones. Y como les digo ahora que eso se termina? Como les digo que la vida cambia? Como cuido su niñez, como cuido su esencia?  Mis niñitos de mandarina y limón, mis niñitos de tierra, sudorcito, lagrimitas y fútbol; la vida mis niños, la vida cambia de color.  Cambia de color y de sabor, y ustedes están tan chiquitos para entenderlo, y yo tan chiquita para explicarlo. Pero mis niños amados, mi venadito ojitos de cielo y mi culebrilla mirada de águila, la vida cambia... y las olas nos revuelcan, y el sol nos quema, y el aire nos despeina... y yo que más quisiera que nada los tocara, que jamas de los jamases lloraran, que nunca de los nuncas sintieran huequitos en sus panzas... Pero la vida cambia mis niños amados, cambia y es contundente cuando cambia... A veces la montaña se mue

Mi ovario izquierdo

Un día mí ovario izquierdo decidió no ovular, y en medio de mi dolor, mi drama y mis investigaciones médicas (y no tan médicas) se me olvidó mi ridícula necedad por embarazarme, y me dediqué a cuidarme. Cuidé mi ovario con toda la devoción posible, le canté canciones, le hice masajes y brebajes sanadores, le pedí perdón por someterlo a tales niveles de estrés, a veces le reclamé su decisión tan insensata y egoísta, pero al final lo acariciaba y le reiteraba cuanto lo sentía. El me reclamó diciendo que mi berrinche era una cosa espantosa y que ahora el emberrinchado era el porque no iba a soltar ningún huevo hasta que yo entendiera que antes de ser madre, tenía que ser mujer. Entendí el mensaje. Con el útero claramente vacío, y sin menstruación enseñándome el lienzo sedoso, brillante y rojo de lo femenino, me tocó sacudir la cadera y los pechos, embarrarme de tierra y bañarme en la luna para volverme ella, la hija de ella… ese era mi nuevo propósito. Después de muchas semana

MIO

Mío Te veo y me veo. Me recuerdas a lo mejor de mi, heredaste de mi lo mejor que heredé yo: la curiosidad y la fortaleza de nuestros ancestros. Veniste, pequeño gigante, a llenarme, a colmarme de alegrías y de orgullo. Nada de ti me duele, todo de ti lo celebro, lo disfruto, lo atesoro...  Eres puro gozo, un coro de risas, el más deliciosos de los helados, el bálsamo a todos los males, la carcajada de todos los chistes, el himno de todas mis naciones.  Tan bonito! No puedo evitar decirlo, pero eres precioso! Enorme, tan grande, fuerte, sano. No puedo escribir más que estas cursilerías sin metáfora, sin poesía; pero es que no hay enredo en ti. Todo es claro, todo se mira, todo se toca.  Viniste a vivir a tu forma y a llenarte del mundo, llenar tu cabeza, tus ojos y tu panza. Sé que serás de esos viajeros incansables, del que recibiré miles de cartas, y al que extrañaré tanto, tantísimo como te adoro.  Me recuerdas tanto a mi, a la primera imagen que tengo de mí. Me obligas a

Mi mamá no duerme, porque siempre esta despierta.

Amanezco siempre antes que el sol, con alguien encima de alguno de mis brazos, con una o ambas tetas de fuera, el pelo enredado a la extremidad de alguien más, las piernas como acordeón porque mi perra desde los pies de la cama se integra al colectivo.... Vaya, que yo no duermo... dicho por mi hijo así textual " Mi mamá no se duerme porque siempre está despierta". Ya mismo escribo en mi celular desde mi cama a las 5 y cacho de la mañana con bebé pegado a la teta, y la pierna de un cuatroañero enredada en mi cadera.  Como todas las mamás de 1, 3, o 7 hijos, estoy agotada... no queda reserva de descanso en mi ser, no existen horas para recuperar el sueño perdido, mi paciencia es limitadísima, el llanto me fluye fácil y al mínimo estímulo... Sin embargo, estoy viviendo la mejor etapa de mi vida, no quiero que acabe... No me canso de apachurrar las nalgas de mi bebé, y espero inútilmente siempre poder apretarlas, y siempre poder cargarlo y llenarlo de besos mientras su risita con

PARIR

Imagen
La tierra entera me encarnó... Nada de mi era yo, nada en mi era mío... No había ego, no había sabiduría, una marea brutal me poseía y llevaba a todo mi ser físico y etéreo a un lugar de obscuridad absoluta y triángulos multicolor. Fractal.  No me siento empoderada, porque no es mi mérito, no es mi creación; no aguanté mucho, ni soporté nada, ni soy una guerrera, ni una diosa paridora...yo no soy nada, soy solo una manifestación diminuta de la tierra, y de su potencia brutal, arrasadora, creadora de todo, destructora, caótica y perfecta.  El parto no fue mío, ni siquiera de mi hijo... El parto es de ella, la madre de todo que, sí se le permite, se desdobla miles de veces mostrando su poder absoluto sobre todo lo que en ella habita.  Honrada sí que me siento por haber podido sentir en mi ser esta potencia inexplicable, este oleaje devastador de todo lo que no es real, de todo lo que no es necesario, de todo lo que no es esencial.  Todo crudo, animal, expuesto y vivo... No

A volar! (Adiós chichi!)

Hoy me dijiste adiós, sin llorar, sin gritar.... "Adiós mamá!"  Y hasta me las chocaste. Después de dos años de dormirte acurrucado a mi cuerpo y pegado a mi pecho, regalándome así el mejor momento de todo el día, hoy después de unos cuantos días de hacerlo con mucho llanto y dolor, me dijiste adiós... Sonriendo, feliz de quedarte con papá para dormir... Y yo con el pecho lleno de leche, agotada como estoy después de dos años de amamantarte, me quedo envuelta en una cascada de llanto, y también satisfecha y feliz de saber que cumplí. Que todas las noches de toda tu corta vida te haz sabido amadisímo por tu madre. Que todas las noches de estos últimos dos años he podido compartír contigo a través de nuestros cuerpos y nuestras almas todo lo que he podido, todas las herramientas que mis ancestros me heredaron y que yo con toda mi alma he tratado de heredarte a ti. Hoy vi claro que pronto no quedará leche en mi cuerpo, y mi bebé se irá desvaneciendo entre recuerdos y árbole